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Tierra Adentro: Domingo 11 de Marzo de 2018 4:45 PM
Tierra Adentro: 2018/03/11 04:45pm
Más de 2,000 estudiantes de la escuela Básica General Miguel Alba en el distrito de Soná, están recibiendo clases en aulas modulares, algunos con aires acondicionados otros en hacinamiento y con insoprtable calor porque ni los abanicos les funciona, por lo que algunos padres de familias han tomado la decisión de cambiarlos a otras escuelas porque consideran que no las consideran apropiadas para el proceso de enseñanzas-aprendizaje.
Un grupo numeroso de estudiantes de la mencionada escuela pública está recibiendo clases en locales comerciales más o menos adaptados como aulas, pero a pocos metros hay una cantina ubicada y en el que ya se han encontrado en el pasillo preservativos usados, indicó una madre de familia que pidió total reserva de su identidad para no crear problemas con su acudido.
Para Emiliano Ramos, director del mencionado plantel al menos se tienen aulas modulares que sirven a los estudiantes de manera temporal para recibir clases hasta que se construya ese centro de enseñanza.
En una reciente vista de varios medios de comunicación social a ese centro educativo el mencionado director del plantel Emiliano Ramos, catalogó a los periodistas como de andar buscando la "quinta pato al gato", luego de hacerle las observaciones de la preocupación de algunos padres de familias ante la cantina.
Recientemente, se cumplieron los dos años que el actual Gobierno Nacional y que el presidente de la República Juan Carlos Varela diera la orden de proceder para la construcción de la escuela Miguel Alba y después de tantas luchas no es hasta ahora que hay un minúsculo equipo trabajando en lo que es el movimiento de tierra.
Una fuente de las fuerzas vivas en Soná dio a entender que al parecer la propia comunidad sonaeña es la que ha permanecido pasiva en este tema por lo que de forma masiva ellas adoptarían posibles acciones si se intenta hacer alguna jugada de engaño.
Los sonaeños indicaron que no quieren pensar que eso sea así, pero de no acelarse la construcción de la escuela insigne de Soná, lo más seguro es que habrá que tomar acciones enérgicas, pero esta vez no serán los divididos padres de familias, sino la población en el distrito cabecera de Soná.